Llega un cuarto de hora antes. Siempre dice que sí. Soy un profesional de la hostia repite en alto delante de la alucinación colectiva. Además soy guapo y sé de todo. Esta profesión no tendría sentido sin mí. Hay un antes y un después. Todos los demás son mi coro, mis figurantes en esta película que me acabo de inventar y que se proyecta en bucle en la pantalla de mi cerebro.
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