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domingo, 25 de mayo de 2025

Como cada domingo…

... comimos en el club. No nos aburríamos nunca de ir allí. Y eso que ya no ponían aquellas croquetas tan ricas que hacían en los noventa. También pensamos salir en barco pero al final refrescó y aún estábamos con la resaca de lo del Celta. Aquel club era como nuestra casa, el útero materno, el lugar donde encontrábamos la paz. Allí nadie se atrevía a tocarnos!

3 comentarios:

  1. Esos lugares, en esos momentos, se vuelve únicos...

    Saludos,
    J.

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  2. Eso parece José!😁

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  3. Es esa cloaca donde las ratas viven tranquilas, a salvo. Arriba, en la ciudad, les dejan estar, esa ciudad podrida y falsa.

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