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miércoles, 23 de agosto de 2017

Tiempo de silencio; terrorismo

La gente común aún está en shock por el atentado de Barcelona. Estamos lejos, menos mal que estamos lejos. Quizás por mi trabajo cada vez me dan más pena y pereza estas noticias. Obviamente lamento y condeno.Nadie puede matar a nadie, por ninguna causa y menos por una idea. Cada vez que pasa algo así, empieza una liturgia que a veces " estomaga". Concentraciones de políticos condenando el atentado, demagogia barata en los programas de las mañanas de las teles estatales. Obviedades, vaguedades y mentiras ( estamos todos unidos). Y luego el " despiporre". Todos contra todos: los mossos contra la GC. El ministro de interior contra el conseller.El estado catalán en prácticas contra el gobierno español. Los moros contra los cristianos. El catalán contra el español. Incluso que ya es lo más: los taxistas contra el Uber y el Cabify. A cuenta del supuesto # taxista marroquí que lleva a una víctima gratis. Columnistas fachas contra columnistas "cat". Y así todo el rato. La célula está desactivada contra la célula sólo se desactivará cuando lo diga yo... Y los que culpan al independentismo y los que culpan a la guerra de Irak. A Mariano, a Puigdemont y Colau. Aquí todo vale. Kilos de mierda en constante deriva por todas las redes y medios. Y la verdad es que aburren mucho. No nos pueden dejar en paz? Quizás con ellos quietos y callados estas cosas no habrían pasado.Que nos dejen por favor!,,

jueves, 17 de agosto de 2017

Paraísos infantiles, no aldea

Aquello fue lo más parecido a una aldea que yo conocí. Su pozo viejo donde se vertía el escombro y donde una vez nos apareció una serpiente. El pozo con caseta donde aparecían mil objetos alucinantes de viejos primos rusos, placas de dentista, material sanitario, rastrillos, herramientas. Un verdadero museo etnográfico y de historia de la familia. Y el pozo nuevo con su bomba, su brocal, su polea y rodeado de una extraña tierra blanca producto de la excavación.Sus rosales salvajes, sus acacias, su pequeña playa ficticia hecha con arena del Vao cuando aún no estaba prohibido.Allí se podían construír cabañas, esconder pequeños tesoros e incluso bajar a aquel río fangoso donde alguno pescó camarón. La yuca rebelde que tu prima plantó y que aún luce esplendorosa a pesar de los intentos de robo. Sus raíces deben llegar allí a orillas del río al lado de las de los eucaliptos que tu abuelo plantó.