Al principio pensé que la Revolución de Octubre iba a triunfar. Tan romántica, tan "lliure", tan por el derecho a decidir. Una revolución cívica y pacífica con grandes estrategas que escondieron urnas y papeletas y que también no tuvieron escrúpulos en usar a sus hijos, abuelos y sus colegios para su fin.
La acción policial los encumbró, del mismo modo que el autismo del gobierno de Madrid y de la Casa Real.
Pero parece que la realidad es otra. La Revolución de Octubre o Revolución de Papel parece no tener el gran sustento social del que alardeó.
Parecía que casi todos los catalanes querían la Revolució y ahora se ve que no. También es bien cierto que si el gobierno español o la justicia ( que igual me da) hubieran permitido un referéndum
con garantías, ahora no estaríamos así y sabríamos de verdad qué es lo que quiere la mayoría social de Cataluña.
Porque ahora se percibe que muchos catalanes de rancia estirpe no se quieren ir de España ni ellos, ni sus empresas y su dinero.
Si se hubiera hecho un referéndum en condiciones, con un debate sereno y con las cartas boca arriba, con argumentos reales y bien documentados y sin la gran presión de esa espiral del silencio que el nacionalismo domina tan bien (animando a callar a los que no opinan como ellos). Quizás ahora podríamos estar hablando de otra cosa.
Y como en todos los cambios políticos: URRSS, Cuba el factor económico es lo más importante aquí la Revolució tropezó. Porque " la pela es la pela" y aquí más que en ningún sitio.
Y ahora también podría pasar que el resto de España que no se quería despegar de Cataluña lo vea ahora como una oportunidad para quedarse con sus empresas y lo fuerte de su mercado.
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Nos han hecho creer que sin dinero no somos nada y eso es falso, la mano de obra es catalana y llegaran otros empresarios para aprovecharla.
ResponderEliminarAbrazos
Creo que en el asunto catalán no hay más remedio que tolerarse mutuamente. No hay solución.
ResponderEliminarUn abrazo