Hoy el narrador omnisciente ya sabe que el ocho de mayo fue el día elegido para depositar el cuerpo.
Había que hacerse ver, estar en el punto de mira, muy cerca de la familia para que todos tuviesen la certeza de que él no había sido en el caso de que finalmente se supiese la fecha en que se abandonó el cadáver. P intentó por todos los medios pasar aquellos días en casa de ella, pero su idea no coló, sólo consiguió quedarse a dormir en casa de su hermana. Algo era algo. Alguien de la familia podría decir que el ocho de mayo P no se movió de aquella casa.
Y si no se movió de aquella casa, no habría sido partícipe de la elaboración de aquella escena macabra que alguien con muchos conocimientos forenses diseñó y que unos sicarios ejecutaron.
También fue el ocho de mayo el día que los padres del palomo decidieron huír del nido. El ocho de mayo unos quisieron buscar una coartada en Vigo cerca de la familia y otros fuera en las Islas Canarias. Estaba todo atado para que alguien hiciese el trabajo sucio.
Hubo que seguir amagando algunos días más, porque a pesar de lo bien que habíamos colocado el cuerpo para que se encontrase pronto aún tardaron unos días. Por eso en aquellos momentos le aconsejamos a P que no moviese su coche, que lo dejase siempre enfrente de la casa de ella en Alcabre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario