Parecía un pueblo tranquilo pero no lo era. Tras sus paredes de piedra se cometían las mayores atrocidades bajo un velo de silencio.
Las fiestas y los eventos allí daban miedo. Creo que aún hay reina de las fiestas y casi casi plaza de toros. Los actos presididos por el alcalde, el deán de la catedral el capitán? de la Guardia Civil y el comandante de Marina. Parecía una traslación en el tiempo.
Su seminario menor, lleno hace poco más de medio siglo y que llenaba de jóvenes su casco histórico, ahora debe de estar vacío. Aún así la ciudad guarda viejas inercias, los estamentos de poder quedaron congelados en el tiempo; y aunque el alcalde es del PSOE, algo increíble por cierto, casi todo sigue igual, como si le hubiésemos puesto un filtro en blanco y negro; y allí muchas de las decisiones se tomaban en el mismo sitio y los que aparentemente ostentaban el poder o la autoridad eran meros figurantes o marioneta de los que de verdad mandaban.