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martes, 22 de marzo de 2022

Me duele Mila Marchetti







 Su cadáver apareció  el domingo  trece de marzo en un contenedor de O Carballiño ( Ourense). Llegó a España desde una de las zonas más pobres de Brasil quizás engañada para practicar la prostitución.

Acabó en el famosísimo en Galicia, Club Ninfas de Maside de Aquilino González Iglesias, detenido un par de veces en Brasil por tráfico de mujeres.

Hace una semana su hijo se había casado con ella, ya no subía con los clientes, estaba en la barra y en el guardarropa. Se sentía muy mal por problemas familiares según les dijo a sus amigas. Pidió ayuda, estuvo en un centro sanitario y no quiso apoyo de Policía ni Guardia Civil.

Dicen las fuerzas del orden que se suicidó o que tuvo un accidente, que incluso dejó una nota de despedida.

Yo no me lo creo, es muy difícil y asqueroso meterse en un contenedor, decían que se escondió huyendo.

Yo creo que alguien la mató, y tiró el cadáver a la basura. La metáfora, la imagen es monstruosa. Una mujer que ya no me vale, la mato y la tiro a la basura.

No es la primera mujer de estas características que acaba en la basura; Marta Calvo también acabó así en 2019 con su cuerpo repartido en varios contenedores de Valencia. 

Es algo que no se puede tolerar. Yo no estoy en contra de la protitución, si la mujer ejerce libremente y todo el dinero revierte en ella; pero sí estoy en contra del esclavismo sexual. La mayoría de las que ejercen en España están secuestradas en los clubs, sin sus pasaportes o documentos de identidad. Las mafias les exigen unas deudas que se incrementan por los más estúpidos motivos. Y esto no nos lo podemos permitir en una sociedad avanzada.

Porque una prostituta no es una subpersona que se puede tirar en un vertedero o en un arcén. Y  sí ,nosotros sí hablaremos de vosotras cuando hayáis muerto!

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