La inspectora se miró al espejo y vio en quien se había convertido. Y le dio miedo. Miró su bolso, su chaquetón de marca. En quién se había convertido? Si su yo del pasado la viese le habría dado dos hostias. Una pequeño burguesa de mierda habría pensado entonces.
A veces invertía en algunos caprichos, pero otros eran regalos por sus gestos en algunas investigaciones. Se volvió a ver al espejo y se encontró dos arrugas más y una cana nueva y le volvió a dar miedo.