La reina del romance platónico

Estaban en una terraza hablando despreocupadas. Y una le dice a otra: es que tu eres la reina del romance platónico; el que no mancha, el que nunca acaba, pero también el que nunca empieza.

Todos os que nos salvan

Hoxe morreu un dos nosos.Dos que nos salvan, dos que nos axudan, dos que nos informan sen retóricas absurdas se ninguén llelo prohibe. Dos que están aí para axudarnos sempre. Por iso nos doe tanto. Porque compartimos con eles moitos espazos, porque son rápidos,profesionais e eficientes por iso case nunca pasa o que mil veces podería pasar. Non volo dicimos nunca, pero querémovos moito. Un bico inmenso e oxalá como sempre "nunca máis".

La niña y el tren

El otro día estuve en la estación de Redondela con una niña. Bueno ya no es una niña; ahora ya no. Lo era cuando llegó allí en el 79 proveniente de Brasil, escala Lisboa. Era el primer lugar de España que pisaba. Le hizo mucha ilusión volver. También hicimos una foto con el indicativo del baño. Ella me lo pidió. Mi madre y yo llegábamos muy cansadas del viaje en barco desde América y luego desde Lisboa en tren. Teníamos mucho equipaje y yo muchas ganas de hacer pis. Con el alma encogida mi madre se quedó con todo el equipaje y dejó que me llevase al baño un señor que venía con nosotros en el tren. El corazón le palpitó hasta que me vio volver. Hoy, hoy igual le habrían quitado la custodia...

La V de D; el tiempo dormido.

Hubo un tiempo en que Paul pudo dormir tranquilo. La ficción funcionó. Todo el montaje que habían urdido al más alto nivel surtió efecto. Muchos pensaron que se buscaba a un asesino ajeno del entorno, no relacionado afectivamente con la víctima. Aquella ficción duró mucho, demasiado. Cuando cayó el telón quizás ya era demasiado tarde para todos.

Razones

Aquí no se da puntada sin hilo, aunque se cosa mal.

La V de D; Musculitos reflexiona

José Manuel anda sin sombra. No sabe cómo trascendió su identidad pero está nervioso. Los últimos días ya no salió a correr por Playa América, ni fue a ver a su nieta. Bien es verdad que el tiempo fue una mierda. Cuando salía a la calle miraba para los lados y pensaba que todo el mundo lo perseguía o sabía quien era. Aquel fenómeno tan vigués de todos te conocen pero nadie te dice nada hasta que todo estalla. Lo que más le molestó es que lo tuviesen tan calado y lo conceptuasen como un viejo verde, también conocían muchos de sus movimientos y rutinas. Por qué ahora? Tantos años después? Cuando pensó que era por fin un hombre anónimo que vivía cerca de la playa. Cuando era más joven sí sabía que le miraban mal, tufaba a madero y no le importaba. Imponía respeto y le gustaba ese aire chulesco de policía macarra. En el fondo él era así. Pero ahora tenía otra preocupación. Estaba seguro de que eran ellos quienes habían recogido aquel teléfono. Dudaba ahora si fue él quien rotuló el sobre y el acta de recogida.

Se le cayó la cara de vergüenza cuando en su momento varios años atrás creíq recordar que Garrido había tenido la tamaña desfachatez de decir que el móvil nunca se había entregado. De aquellas llegó a llamar a Garrido que le contestó de muy malas maneras. Ahora volvió a sentir ese miedo y ese mal cuerpo. Y si me "encaloman" la pérdida del móvil y de la tarjeta a mí? Pensaba que era difícil porque el nunca había trabajado en Madrid. Y dónde estaría la tarjeta? Puto Garrido, siempre le había dado mala espina...

A tataraneta do crego de Mourente