Los viejos reporteros no tenían horarios. Disfrutaban con las noticias más insólitas y sórdidas y no temían al frío o al calor.
Los nuevos no quieren trabajar de tarde, ni los fines de semana ni en horarios extraños. Yo a eso no voy. Yo en Semana Santa no curro. Esa noticia no me gusta. Esa entrevista no me apetece hacerla.
En esta emergencia sanitaria deberíamos irnos a casa! “ Sí miña reina sí” hay una emergencia sanitaria y a tú a casa a hacer petit point. Qué habría pasado con el Prestige? No lo hubieses cubierto, te tendrías que manchar!!
En Navidades no voy a estar. Y así siempre! Ay si Hemingway levantase la cabeza!!!
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No sé cuándo ocurrió, pero hace veinte años ya escuchaba esas respuestas un día sí y otro también. Precisamente en la época del Prestige (y bastante antes).
ResponderEliminarEn todo caso, por si consolara, desde los años de esos viejos reporteros hasta ahora ha cambiado el mundo entero, la vida entera, no sólo nuestra profesión. Qué bueno que lo plantees. Siempre es bueno revisarnos.
Bicos