Cuando empezó con aquella investigación le advirtieron: esta gente es peligrosa. En aquel momento no le dieron miedo. Pero luego sí. Preferían meterse con ella y llevarla a fiscalía antes que investigar las supuestas manzanas podridas que tenía la institución.
Lo de siempre: matar al mensajero en vez de investigar.
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