Yo nunca necesité escribirte una carta porque nos lo decíamos todo a la cara y nos llevábamos muy bien. Una de izquierdas otra de derechas pero las dos por la verdad y la justicia. Una con la Sexta y la otra con Intereconomía que alguna vez tú viste la mía y yo la tuya. Como también sobre todo tú cambiaste el voto. Y nos parecíamos mucho en lo físico y en la forma de ser , me lo siguen diciendo cada día y a veces me pongo triste.
Ni tú ni yo perdimos un minuto de más en la peluquería ni en la psicopatía de la limpieza ni en preocuparse de un señor.*
Me acuerdo mucho de ti. Te acuerdas cuando íbamos al corte y en las escaleras mecánicas nos encontrábamos con compañeras de tu empresa?
Me quedaba flipada de todo la verdad: todas te decían lo mismo que para ellas era el súmmum de lo “cool” ay señurita María Vitoria* qué juapa, qué jorda y qué blanca está!
Yo veía que no lo te decían a mal y hubo días que cuadrábamos con una en Oportunidades, con otra en niños y con otra en mujer, que de aquellas no íbamos al super. Y yo vi como te querían y te apreciaban como muchísimas otras personas anónimas que alguna vez se cruzaron contigo en el bus, en el súper o en el centro de salud.
Y a veces este Vigo de los de antes me da miedo porque los que tenemos abuelos que nacieron aquí como cruces cuatro apellidos y cuatro colegios nos conocemos todos aunque no seamos de la jet set!!
Entrañable carta.
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