Le encantaba la época de Conxemar. La ciudad subía de nivel. Se llenaba de ejecutivos internacionales. Había mil fiestas a cada cual mejor. Ya hacía años que no subía a la feria, su gestión era un desastre y no le dejaban. Ya ni siquiera figuraba en el staff simbólico de la empresa para que no le pidiesen responsabilidades.
Pero lo que más le gustaba de aquella época era que los pisos y los clubes de prostitución de la ciudad se llenaban de chicas nuevas de gran nivel para todos aquellos ejecutivos internacionales, y para él claro.
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