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viernes, 14 de noviembre de 2025

Las katiuskas

Pasé toda mi infancia envidiando a las niñas de mi colegio que vivían en Curbera en el Areal. Pasaban todo el invierno con las botas de goma pisando charcos , las grandes inundaciones que había a la altura del hoy Mayeusis. Yo vivía más cerca del colegio y allí no había inundaciones ni katiuskas. Sólo a veces un gran charco en García Barbón frente a la Iglesia de Santiago de Vigo. A veces para atravesar la calle ponían varios bancos seguidos porque el agua lo invadía todo. Ahora el tiempo me resarció. Me paso la mitad del invierno calzando katiuskas en este Vigo navegable. Pisando mis charcos, mis inundaciones y a veces hasta estrume.La vida me compensó y aunque no sean Hunter y parezca que voy a la almeja o a sulfatar, a mí me gustan igual.

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