Es la película más extraña y personal de Almodóvar. La más teatral, con más textos, más monologada y masculina.
En ella Almodóvar se enfrenta a sus viejos fantasmas, se confiesa y se acusa; rinde tributo y salda cuentas con su madre por ejemplo.
Aunque no es totalmente autobiográfica sí parece muy inspirada en su vida: una gran crisis creativa. Dolor físico y psíquico; unas difíciles relaciones personales y con la droga.
Absorbente y adictiva como los chinos que medio fuma,
medio esnifa el protagonista.
En esta peli he echado de menos los paisajes cinematográficos y las casas coloristas y pop tan maravillosas que siempre lucen en sus películas.
Aquí hay más agropop, más rosario, mantilla y hospital y vida de barrio, mucho Lavapiés, mucho pueblo, y mucho barrio.