Los pequeños productores que conozco de algas, de repostería y de delicatessen en general no pueden vender al Corte Inglés. Sólo a las pequeñas tiendas cool de barrio. Si llevan sus productos a los grandes almacenes destrozan a los pequeños que son los que les dan la vida. Eso fue lo que debió pensar Balseiros: " no me jodas", no me jodas Luís que a los grandes les vendo yo. Tú como mucho tienes que vender al gramo. Y Luís no quiso, le daba mucho trabajo y quería acabar antes.Por eso Balseiros se encabronó. Me estás haciendo competencia a mí que vendo al por mayor. Vendo como quiero pudo decirle Luís y pronto lo encañonó. Y allí a la puerta de Luís, Balseiros perdió su vida. Así pudo ser, supuestamente la última " balasera" de la ciudad.
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