Vistas de página en total

miércoles, 24 de diciembre de 2025

Las vieiras

Mientras hacía las vieiras se acordó de la última vez que había ido a cenar a casa de su exsuegra y se le pusieron los pelos de punta. Llevaba como siempre un quilo o dos de camarón, a veces los compraba congelados ya cocidos y otras los cocía ella; saltaban como energúmenos sobre la placa y pasaba casi diez minutos recogiendo a los saltimbanquis. Luego su suegra ponía tres o cuatro platos de postre o de café con ellos No sé qué haría con los demás. Lo mismo con el surtido de ibéricos y quesos del Samaniego casi cuatrocientos gramos de cada cosa. Parecía que en aquella casa, sólo hubiese platos de postre, o así es que cundía más... La cena consistía en un cocido muy escueto, casi sin verduras y vino de casa. El que llevaba su marido de Terras Gauda nunca se llegaba a abrir. A veces su suegra se liaba a hacer una empanada que se quemaba siempre o por lo menos salía muy seca. Y que en el delirio final todos alababan; que quizás tenían razón porque trabajo le habría dado, pero que era comer un adoquín. Luego nos echaba pronto porque había que recoger y los más jóvenes a tomar una copa al náutico o a Churruca. Y aquellas eran las horribles noches buenas y noches viejas antes; que ahora ya no era necesario celebrar! Ah y las vieiras; que ya casi me olvidaba; ella pasaba o decía que pasaba todo noviembre haciendo casting de vieiras desde Pereira hasta O Berbés, pero aquellas vieiras nunca las vimos en aquellas mesas. *Ficción. Porque como todos sabéis yo no tengo suegra ni exsuegra!

No hay comentarios:

Publicar un comentario