Tu despacho

El lunes me senté en tu despacho,y encendí el ordenador. No lo había hecho aún. Tuve que pedir la clave. El último papel que redacté en casa lo había hecho en la Olivetti de mamá que tú usabas. Tu calendario quedó en el día que te fuíste al hospital. De momento no lo voy a mover. Me costó encender el ratón y la pantalla, y no supe cambiar la tinta. A la izquierda una pequeña cartera, con alguna tarjeta, la del SERGAS, el carnet de mono y los quince euros para bajar en el eurotaxi que nunca usaste.