Hubo un tiempo en que se dedicó a templar gaitas, a contentar a todo el mundo, a tratarlos con sensibilidad y delicadeza. Esperaba pacientemente que acabasen de jugar al Candy crush para que se pusieran a trabajar. Les pedía las cosas por favor y les daba las gracias. Pero un día pensó, podría tratarlos como le tratan a él. Con ese aire de salvapatrias, perdonavidas, refunfuñando siempre, recordando lo poco que cobran lo mucho que hacen y lo poco que se les reconoce.
Pero hubo un día que se hartó y decidió tratarlos con su propia medicina.
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A veces non compensa porque o veneno acabámolo tragando nós mesmos. Biquiños!
ResponderEliminarXa Cris, pero ås veces fartámonos de aturar tanto rosmón!
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