El Comisario jubilado Garrido hacía balance de todo lo ocurrido en 2006. En concreto el 11 de junio de 2006.
Cómo había recogido el móvil en casa de Debbie, cómo le había retirado la tarjeta sim y había introducido los dos objetos en un sobre delante de su madre que no se había atrevido a tocarlo.
Recuerda también cómo revisó el móvil concienzudamente en su casa de Madrid ( no quiso hacerlo en Comisaría porque podía verlo cualquiera). Le había echado una primera ojeada en Vigo en el hotel pero de forma muy superficial.
En casa con más calma quedó estupefacto con todo lo que vio en el terminal. Más de doscientas llamadas de Paul a Debbie algunas hechas obsesivamente en la misma jornada y sin responder por ella. Algunos sms y algunas llamadas de Debbie a Paul.
La tarjeta sim nunca llegó a comisaría. Garrido la guardó primero en la caja fuerte de su casa y luego en una caja fuerte de un banco suizo que estaba a nombre de su mujer, el mismo en el que aún tenían una cuenta conjunta.
Había pensado alguna vez cambiarla de sitio y que la nueva custodia fuese su segunda mujer, pero en el fondo no se fiaba de ella. Era joven, “ estaba muy buena”’decían sus colegas pero él no se fiaba tanto para algunas cosas como de su ex.
Guardar la tarjeta le blindaba; si algún día venían mal dadas la sacaría a relucir, era su seguro de vida.
Podría forzar la aparición de la tarjeta como hicieron con el móvil. Vender su contenido a algún programa sensacionalista, a la familia o seguir extorsionando con ella.
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