Cada vez que escuchaba una palabra suya se le encendía el alma, se le activaba el corazón, subían las pulsaciones y su temperatura subía un par de grados. Con tan solo una palabra suya.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Vigo, política, retranca, Casa Real e vida en xeral
No hay comentarios:
Publicar un comentario