No soporto las discusiones, las peleas y los líos. Intento tragar un poco para no montar un escándalo aunque muchas veces la situación lo requiera.
Hace unos años escuché un consejo de una persona que no aprecio demasiado y que se rebota a la mínima: mejor un día colorado que ciento amarillo y quizás tenía razón. Mejor poner límites desde el minuto uno que acabar harto en el minuto cien y ponerse como una hidra y soltar lava como un volcán y hoy ocurrió.
Con mucha gente no hay que tener ni la mínima concesión.
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Los límites deben ponerse en cuanto aparece la necesidad (a veces incluso antes). Evita siempre situaciones más complicadas, aunque a la mayoría nos enseñaron a decir más sí que no, a aguantar y tragar ruedas de carreta. Afortunadamente, se puede aprender sin necesidad de que se convierta en un "día colorado"
ResponderEliminarBicos
Este confinamiento nos cansará a todos mucho, y se nos acaba la paciencia...
ResponderEliminarUn abrazo