Gracias a mi trabajo hoy he conocido a dos personas singulares y maravillosas que pasaron meses en la UCI COVID del Cunqueiro. A uno lo conocéis casi todos: Antonio Estévez, la voz del Celta en la Cadena COPE , Germán Alonso nació en Valladolid, pasó la mayor parte de su vida laboral en Citroën y también es un gran aficionado al fútbol.
A sus 73 años fue uno de los primeros enfermos COVID de la primera ola que acabaron en la UCI. Estuvo cuatro meses allí, el que más. Para el equipo médico sanitario es casi como un hijo: un gran logro del equipo, salió de allí con vida y es un ejemplo motivador para los demás.
Se lo ponían de ejemplo a Antonio Estévez, de aquí se sale y se puede estar así de bien. Se conocieron en diferido y por referencias hasta hoy.
El ojo periodístico del ahijado de Germán( el periodista deportivo Tomás Alonso) decidió que se tenían que conocer de verdad y hoy fue el
día.
Emocionados compartieron experiencias: qué maravilla la primera ducha que me pude dar yo solo, y cuando también fui autónomo para ir al servicio. Al salir de la sedación no me podía tocar la nariz, no tenía masa muscular nos dice Estévez. Al principio los avances son muchos y rápidos, luego se hace todo más lento coinciden.
Yo pasé solo dos meses en el hospital , mi familia no me podía venir a ver nos dice Germán. La intubación y el aislamiento lo agitaron un poco según le contaron las enfermeras, él no se acuerda. Sí del cariño con el que lo trataron, la profesionalidad; cómo le ponían la bici o el "pedalier"
sobre la cama para que hiciese ejercicio.
Antonio Estévez también recuerda emocionado como en UCI donde pasó casi tres meses sin ver la luz del día: un día alguien del equipo se compadeció de él y casi desmontó la cama para que él pudiese ver la calle, un gesto que hoy a él le emociona.
Lo mejor de su enfermedad es haber conocido al gran equipo humano del Cunqueiro y ahora conocerse ellos.
A a Estévez le enseñaban fotos de Alonso con el sacho en su finca de Gondomar, ahora seguro que es Estévez es el que anima a Alonso.
Estévez vuelve mucho por Cunqueiro a agradecer al equipo que lo salvó; les llevó a enseñar su trofeo de vigués distinguido. Alonso lo lleva de otra manera, le cuesta volver allí, le impacta aquel silencio , ver a aquellos astronautas blancos que le salvaron la vida.
Los dos hablan de la máquina ECMO que hizo posible su recuperación y de la importancia de la fisioterapia y la rehabilitación y del cariño de los suyos.
Se aferraron a la vida y ni entienden como hay quién cuestiona la enfermedad; deberían todos visitar nuestra UCI, nosotros se lo podemos explicar. Estévez aún no tiene pulmón para acercarse al micro, Alonso se dedica aún a medio gas a su huerto. No se quejan de su mala suerte, agradecen a la vida seguir aquí.
Ninguno de los dos cometió ningún exceso, sólo tuvieron mala suerte, Alonso ni siquiera sabe cómo se infectó.
Ahora sus enfoques vitales cambiaron: la prioridad son la familia y los afectos.
Hoy hemos sido testigos del inicio de una hermosa amistad.