Hace más de veinte años trabajaba yo en un medio de comunicación audiovisual del norte. Y el alcalde de la ciudad también decidió darlo todo con la decoración navideña. Poner Reyes Magos en las rotondas o corros de niños que parecían estar cantando o jugando.
Otro año fue peor con otro gobierno que compró una docena de grandes angelotes carísimos con la cara iluminada. La idea era reutilizarlos todos los años pero acabaron sucumbiendo al primer temporal. Antes de Reyes estaban todos guillotinados.
Pero volvamos a las rotondas. Debió de haber en algún momento alguna conversación previa entre mi jefe y el jefe de gabinete de aquel alcalde. El caso es que mi jefe me “encalomó” hacer una extraña llamada. Azuzar a aquel jefe de gabinete para que pusiera a disposición del medio un helicóptero para grabar aquella decoración. La gestión me pareció rarísima y en aquel momento no la entendí.
Tan jefes sois, y tan pagados de vosotros mismos por qué me encargáis esto a mí? Ahora veinte años después empiezo a entenderlo!
¡Y las que no sabemos!
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