Queremos ser ilegais

Van acabar con nós. Din que o que se legaliza se mata. Pásalle a algúns matrimonios. E pasa tamén cando queren legalizar esas cousas nosas enxebres e acaban matándoas ou alomenos roubándolles a esenza. Pasou co augardente caseiro, quere pasar cos furanchos. E agora van a polos leira párquings!Que dano farán? Na Illa da Arousa xa os queren legalizar, e disque hai xa outro que moito éxito ten no centro de Pontevedra. Non saben que somos outsiders?Que non nos gustan as leis! Que facemo-lo que nos peta.Si que o saben si. Por iso nos van deixando edificar aquí e acolá.Dicían os nosos pais, se cadra os nosos avós :"Prohibido prohibir" e nós dicimos que non: prohíban por favor, non permitan ,non regulen, apúntense o laisser faire, laisser paser e déixennos en paz.

Raña que Raña

Seica os do Faro de Vigo atoparon un filón este verán co vello indiano azteca de Avión e veña todo o verán: dálle que dálle, jroña que jroña, raña que raña. Olegario en Peinador ( xa case é o único que se pode permitir usalo), Olegario á saída de misa, Olegario na de Moncho, Olegario na súa casa... Todo o puto verán coa charanga do Tío Olegario, os seus colegas, os seus Rolls e a verdade xa cansa. O primeiro día fíxonos ilusión, pero agora xa estamos fartos de vez. Aquí cada día como pámpanos co Faro no colo vendo a drobre páxina de cada día do Raña que Raña. Menos mal que a Preysler se dignou a nos visitar... A ver qué pasa mañá!

Una historia Real

Mi nombre es F.M.B soy menor, tengo 15 años. Mi madre tiene una leve discapacidad y es ninfómana, mi padre es cocainómano y es bisexual. Están divorciados. Mi abuelo es un putero y un adicto al sexo, aunque no se puede divorciar. Mi abuela vive todo el año en Londres con su novio en un hotel; sólo viene en verano y en navidad. Mi tío es un estafador de cuello blanco, lo está pasando mal ahora, pero no irá a la cárcel, en nuestra familia, todos se protegen aunque se odien, quizá siga en Telefónica... Vivimos de las apariencias. Mi madre pasa de mí, hace dos años me metió interno en un colegio de Londres, y me aburrí como una morsa. Me gusta la violencia: las patadas y las armas de fuego. A falta de ellas, siempre puedo tirar de lo que tengo a mano, en este caso un pincho moruno... Y no, aunque mi familia es una familia desestruturada que se mueve muy bien entre putas y droga, yo no vivo en el Vao de Pontevedra; mi vida transcurre entre los bajos fondos y los altos Palacios.

Fin de la cita

Mariano no tiene quien le escriba, quien le escriba bien. Mariano es un personaje en busca de autor. Si fuera un concursante de Gran Hermano o de Gandía Shore sería al que le asignaron el redactor de prácticas. Uno que copia y refríe los comunicados,lo peor del periodismo y de la literatura e incluso del cine y la política es copiar. A Mariano le falta un guionista, o un redactor, o un comunity manager. ¿Quién lo hace ahora?¿ El de Mariló Montero, el de Sara Carbonero o el comunity manager de Toni Cantó? Más creativo es el guionista de Dolores de Cospedal, aunque claro también cuenta con mejor actriz. Con nervios de acero y cara de cemento armado: "una indemnización en diferido", sí Mariano sí, menos mal que no fue en directo como la comparecencia plasma. Y qué más decir, reiterar la importancia de la buena puntuación; los discursos deberían llevar también indicaciones gestuales, y así aún nos reiríamos más. Y el hombre este los debería de grabar y ver con su asesor. Claro que si su equipo ni siquiera repasa lo que escribe, qué carallo van a ensayar los discursos. Lo importante es que puntúe: se acabó y punto, lo digo entre comillas, punto pelota, punto final, punto seguido, abramos paréntesis y por qué no: fin de la cita. La verdad es que no pueden hacerlo peor. Punto final.

Cosas que no hicimos en Ibiza

Bañarnos al anochecer, ir a la matinée de la Privilege. Pasar una noche en Pachá, tumbarnos en el chill out de Es Canar,ir a la tamborrada de Binirrás. Cruzarnos con Hannover o la Duquesa de Alba, comprarnos una falda mágica, hacernos unas trenzas, alquilar una hamaca, volver a Formentera, pagar tres euros por un botellín de agua. Coger una línea de bus urbano, bailar en la fiesta de Es Canar, fumar un porro en Cala Martina...ir a la inauguración de la pop up store de Oysho. Quizá por eso tenemos que volver otro año.

Angrois, a última curva

Todos nós fomos alguna vez a Santiago en tren. Algún de nós aínda vai de cando en vez. Por iso parte de nós quedou na última curva.Nesa que segundo a mítica lenda a todos nos agarda a Parca coa súa gadaña. Son cousas que non deberían pasar. Os trens do AVE non deberían ter que circular a 90, non deberían ter traxectos con curvas pronunciadas. Non deberían, non deberían, non deberían e veña todos a dar lecciós* Non debes falar dos mortos, non debes dicir quen son, non debes ensina-los cadáveres. Falas moito, falas pouco, céba-lo morbo ou es inhumano. Onde están os límites? A mayoría dos xornalistas que cubren ese suceso subiron alguna vez a ese tren ou a outros parecidos.Cada un deles tenta informar, se cadra contendo as bágoas, se cadra pasádose de frenada porque no barullo da traxedia non aquela ben ou porque o seu medio llelo esixe. Critícannos os mesmos que agardan no lugar do suceso o levantamento do último cadáver, por`pracer; mentres que nós imos alí por obriga porque os nosos xefes nos mandan e porque hai xente como eles: o público que ve ese tipo de contidos que nós nos vemos na obriga de facer.

Cómo fue lo nuestro?

Sencillamente lo nuestro no fue