Esta semana los asesinatos y los asesinos me persiguen. El domingo pude estar con un supuesto. Y luego de casualidad me hablaron de otro. Trabajó con un amigo mío en su empresa. Era un buen tío me dijo. Y lo que hizo entraba dentro de una cierta lógica.
Ante mi asombro me explicó que nuestro asesino de hoy tenía trece años cuando harto de que su padre pegase y amenazase todos los días de muerte a su madre; un día cuando cayó borracho en el suelo, lo degolló con un cuchillo.
Supongo que se entregó porque pasó unos años en un reformatorio. Aquellos recuerdos, sus pesadillas y sus demonios lo acompañaron muchas noches de su vida. Sin embargo él y sobre todo su madre siempre supieron que ella pudo cumplir ochenta años gracias a aquel arrebato adolescente y a que él no fue capaz de verla sufrir más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario