Hace unos días me comentou una persona que le habían ofrecido ponerle un piso a cambio de un favor laboral. No lo aceptó y tampoco me dijo cuál era aquel favor. En el fondo yo me reía para dentro; no de esta persona maravillosa y magnífica profesional, si no de todos los lameculos que conocí que se vendieron por un reloj, por una paparota, o por unos tíquets para un spa, qué barata sale alguna gente!!!
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Debía ser un favor de grande importancia... Mellor non saber...
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